El viento
puede borrar
Las huellas de
nuestro andar.
Nuestros
caminos se pueden separar,
Pero nuestra
amistad ha de permanecer:
Los recuerdos
de días felices,
De caminatas
bajo el sol y la lluvia,
Las risas
sinceras de nuestra alegría,
Sólo la muerte
nos ha de quitar.
Cuando el
cielo se tiña de negro,
Cuando llegue
el momento del adiós,
Todos los
momentos que vivimos
Alegres,
tristes, dulces y amargos,
En nuestros
corazones perdurará.
Ni la misma
muerte
Con su obscuro
manto
Nos lo podrá
robar.
Cuando ya no podamos caminar
Como ayer en
el bosque …
Cuando nos
quede la nostalgia de lo que vivimos …
Entonces
reiremos recordando
Todas nuestras
anéctotas
Que un día nos
hicieron felices.
El trino de
las aves en primavera,
La risa de los
niños en verano,
Siempre nos
hará añorar
Los momentos
vividos entre jazmines y dalias,
Entre cardos y
espinas.
Días que no
volverán
Los latidos de
nuestros corazones,
Los días
soleados,
Las canciones
que solíamos cantar
Bajo la sombra
de una palmera …
Esos gratos
momentos quedaron grabados
En nuestras
memorias y corazones.
Hoy quizás la
vida
O el destino
nos comparan,
Pero los
momentos que vivimos
Nadie nos los
podrá quitar,
Podrán borrar
nuestras huellas de nuestro andar,
Podrán separar
nuestros caminos,
Pero los
momentos que vivimos
Ni la misma
muerte podrá borrarlos
De nuestras
almas y corazones.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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