miércoles, 30 de septiembre de 2020

CADA LATIDO ES VIDA.

No tiene tiempo el dolor,

donde quiere, viene y va,

etéreo y atemporal,

se desliza cual áspid.

No se rinde el temporal,

que emana del desamor,

la lluvia lava el desliz,

en la pena que se va.

 

Pace el estro entre embelesos,

cabalga sobre la brisa,

no rinde culto a la prisa,

ronda las notas del verso,

en el dolor que no brilla.

Versa la tenue sonrisa,

frunciendo los entrecejos,

impele fuerza y se aíra.

 

Dolores que van y vienen,

como jirones de brisa,

entre vapores infames,

que ahondan en la heridas,

la sangre cuajada grita,

alterando las pasiones.

La saña nunca da tregua,

a la supurante vida.

 

Temblores entre los miedos,

que albergan viejas costuras,

abiertas en el dolor,

como unas fauces hambrientas,

no hay final en los senderos,

bloqueados por el temor.

Amores como luceros,

que se apagan en la pira.

 

Blanco amor y negra prisa,

dolor que unido a la risa,

de la mano van los dos,

intrigante travesía,

forjada en el corazón,

que doblega lo que brilla.

Blanca mirada sencilla,

negra sombra bajo el Sol.

 

Amor y dolor se abrazan,

en fragorosa embestida,

no hay tiempo en el corazón,

cada latido es la vida,

que escapa o vuelve a los dos.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

SONRISA SIN EDAD.

Voy a descubrir de que estas hecha

porque desde aquí pareces niebla

no me dejas ver más que belleza

belleza sin edad.

 

A veces mi guitarra cicatriza

y podemos cantarle a tu sonrisa

sonrisa sin edad.

 

Cuidad que te comiste el horizonte

silencio te callaron los motores

ideas que maneja una pantalla,

díganme si queda algo por salvar

que yo pongo mis poemas a luchar.

 

Voy a descubrir de que estas hecha

porque desde aquí pareces niebla

no me deja ver más que belleza

belleza sin edad,

 

entonces la poesía me libera,

entonces la poesía me lidera,

entonces la poesía es el lugar

 

lugar que es tan distinto a los de siempre,

lugar donde me encuentro con mi gente,

lugar para guardar el corazón.

 

La vida me enseña personajes

y voy entendiendo los disfraces

el tuyo es de gata salvaje

el mío un trovador

de reciclaje.

 

Cuidad que te comiste el horizonte

silencio te apagaron los motores

ideas que maneja una pantalla,

díganme si queda algo por salvar

que yo pongo mis poemas a luchar.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

ENAMÓRATE DE UN HOMBRE DE VERDAD.

Enamórate de un hombre de verdad, enamórate de ese tipo de hombres que viven amando y aman viviendo, de esos que aunque tengan motivos suficientes para amarte, también saben amarte sin que existan motivos para hacerlo, enamórate de aquel que piensa lo que dice y dice lo que piensa.

 

Identifícate con ese tipo de hombres que no te viste de una noche de orgasmos, sino que te viste de orgasmos todas tus noches, un hombre que no se limita a hacerte el amor de madrugada, sino que se limita hacerte sentir su amor toda tu vida, será tan hombre como lo trates, tan niño como lo consientas y tan seductor como lo provoques.

 

Un hombre de verdad sabe que una mujer no es solamente sexo, es mucho más, no me malinterpretes, el sexo es jodidamente genial, pero cuando tienes una conexión con alguien, cuando sientes algo tan fuerte por alguien, solo un beso es suficiente para que tus rodillas se sientan débiles y simplemente eso no se puede superar.

 

Reconocerás ese tipo de hombres que sufren, cuando tienen que sufrir, que lloran cuando tienen de llorar y sabrás que su peor abstinencia serán los minutos de tu ausencia y su único mártir sería si un día pierden tu amor cuando todavía desean amarte, son hombres mas simples de lo que parecen, pero a pesar de sus errores escuchan y quieren ser escuchados y siempre buscan mejorar.

 

Los hombres así existen, saben que cuando son amados plenamente, intentan no perder un amor tan infinito como puede ser el tuyo, que cuando se trata de ti te verá como una persona única, irrepetible y diferente, son hombres que corren el riesgo de enamorarse, una, dos... y mil veces más, cuando les tocas profundamente el corazón.

 

Enamórate de un hombre que te haga sonreír en los momentos más difíciles, (en los fáciles cualquiera puede hacerlo), que te comprenda y valore, que sepa escucharte y saque la mejor versión de ti, que te respete y sea también digno de ti, que puedas contar con él, que te ame y aprecie por la mujer que eres, que siempre te sume y  jamás te reste.

 

Un hombre puede perder el amor cuando intenta ganarlo y ganarlo sabiendo que puede perderlo, pero bien sabe que pierde el que ni siquiera intenta.

 

Como decía Pedro Chagas Freitas en su libro prometo perder:

 

Prometo perder

Porque sólo quien ama corre el riesgo de perder, los demás corren apenas el riesgo de continuar perdidos.

 

Prometo perder.

Porque solo quien nunca ha amado nunca ha perdido.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

LAS OLAS TRAJERON A MI AMOR.

Estaba sentado frente al mar

observando las bellas olas

cómo iban y venían

dejando en mis oídos

un mágico sonido.

 

Ese día para mí fue muy lento

y de pronto las olas

con el viento me llevaban

y me traían desde lo hondo

del mar, hasta la orilla.

 

No sabía si estaba hipnotizado

menos si tenía una nostalgia

lo único que sé, es que

cambiaba mi vida ese día

dejándome detenido.

 

Recuerdo que me sentía sólo

Buscaba alguna compañía

Hablé con las olas,

Les conté cómo me sentía,

pero ellas de mí se reían.

 

Sentí alguien que me observaba

Al voltear, allí ella estaba

Muy pensativa me miraba,

Es que lo mismo le pasaba.

 

Lanzaba enojado piedras al mar

Con nadie ella quería hablar

Al verla así, le quise ayudar

A él me traté de acercar.

 

Era tan bella, como nunca imaginé

La tenía cerca y lo comprobé

Al verla que lloraba la consolé

Me miró tiernamente y se fue.

 

De su belleza asombrada quedé

Lanzaba piedras como ella

Y regresó sin saber el porqué

Sólo me dio un beso y se fue.

 

Al ver que se marchó sin volver

Muy pronto a casa regresé

mas iba pensando quien era ella,

Que en segundos fui feliz sin saber.

 

Pero cada día allí por ella regresé

por si acaso decidía volver

De pronto un día a mi volvió

y decidimos por siempre volver.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

martes, 29 de septiembre de 2020

NOCHES DE LUNA.

Sola se queda la noche,

inmersa en sus duermevelas,

denso silencio que embriaga,

negrura que te embelesa.

Vigilante de los sueños,

preludio de madrugadas,

mirada que sabe a amores,

rostro con alma de fiera.

 

De efímera paz semblante,

de quietas luces inquietas,

de conmovedoras voces,

entre sábanas que tiemblan.

Sudores de los deseos,

líquidos versos que vibran,

en los incontables sueños,

que beben de sus tinieblas.

 

Noche febril y traidora,

sombra que acecha en la sombra,

finas fibras que titilan,

en las carnes que se entregan.

Poder de negro infinito,

como una caverna inmensa,

arrebatos en los huecos,

oscuros como una sima.

 

Canta el búho a contraluz,

resalta la Luna el negro,

de su aparente quietud.

Ojos intensos de noche,

escrutadores sin luz.

Luz de Luna entre las plumas,

forma acerada y oscura,

que rinde culto a la bruma.

 

Noches de negras fortunas,

de agravios y sinsabores,

de infatigables amores,

de miedo, carne y espinas,

de sollozos en la cuna

y de húmedos placeres.

Noches de piel y de esquinas,

vidas que viven y mueren.

 

Sabias noches mensajeras,

pensamientos entre brumas,

ágil se mueve la pluma,

sobre el blanco que la abruma.

Amparadas por la Luna,

las ideas se concitan,

hablando consigo mismas,

la noche amaina las dudas.

 

En la oscura soledad,

se hace hueco la verdad,

que va tornando a la luz,

de su intensa integridad,

su voz queda es un alud,

en la eterna inmensidad.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

MENTE VIAJERA.

Aunque no crea en el destino,

si creo en el atardecer,

el oscuro anochecer,

el final inevitable,

al término del camino.

No temo el fin de la carne,

de cada paso que de,

no haré dolor, sino brillo.

 

Praderas que recorrer,

en el despertar y el sueño,

en lo vivo y el recuerdo,

entre pasiones de ensueño,

realidades de papel.

Pernoctar en los secretos,

transitar entre los huecos,

que deja el amanecer.

 

No llega hasta el infinito,

el verbo que carne fue,

ni da más de si el reflejo,

de la sombra unida a mí.

No se extiende en el olvido,

lo que se graba al vivir,

ni es más sincero el espejo,

si no me da lo que fui.

 

Tenues notas como motas,

que como gotas rebotan,

melodiosas chispas átonas,

que al caminar se transforman,

como luciérnagas locas,

presas en una mazmorra,

que no pudiendo salir,

contra las paredes chocan.

 

Tibios pensamientos flotan,

como pavesas sin rumbo,

al vaivén que late el mundo,

en su errante respirar.

Como suspiros se van,

no se sabe a qué lugar,

ni si van a lo profundo,

donde habita la verdad.

 

Aunque en la magia no crea,

si hay magia en el corazón,

que late sin ton ni son,

al albur del sentimiento.

La imaginación al viento,

que en la magia se recrea,

como cambia la visión,

la magia de la belleza.

 

No se alarga lo que medra,

en ponzoñosas pasiones,

ni es mejor la servidumbre,

que levantar la cabeza.

Al mirar de frente llega,

a lo más hondo del bosque,

no va más lejos el Hombre,

que se queda en la rivera.

 

Amor que arde como hoguera,

no perdura si las ascuas,

mueren en cenizas secas.

La mente es una viajera,

que se pierde entre las sendas

o encuentra el camino a ciegas.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

LA VIDA ES UN DEVENIR.

Abriendo la flor sus pétalos,

su belleza muestra al mundo,

como cuando trina el pájaro,

dando belleza al sonido.

No frena la voz el ruido,

si se convierte en clamor.

La vida es un diapasón,

que va afinando los pasos,

del camino que pisó.

 

Se fue aclarando la niebla

que tapaba la esperanza,

abriéndose las compuertas,

de la oscuridad en que estaba.

Se fue cubriendo la tierra

y mostrándose la cara,

de la siniestra careta,

donde se escondía el alma.

 

Certeros dardos señalan,

donde el amor se agazapa

esperando la acogida,

de un corazón que le llama.

Su nombre escrito en el viento,

esperando entre la nada,

a otro nombre que se acerca,

pausadamente en la calma.

 

Muestra sus hojas el roble,

como señal de esperanza

y va cambiando sus tonos,

si la savia se lo manda,

así la vida te ordena,

amar sin tregua y sin pausa.

La flor solo se marchita,

cuando su sed no es saciada.

 

Abre la vida sus fauces,

para deglutir la esencia,

que en las entrañas renace,

abraza el sentir la sangre,

líquido esencial que habita,

para dar vida a quien nace,

abraza al ser que palpita,

en el vientre de la madre.

 

Estrellas en el jardín,

donde los misterios pacen,

salpicados al albur,

como las gotas de luz,

de una lluvia que deshace,

las negras sombras al fin.

Nuevos destellos que yacen,

en un sombrío confín.

 

La vida es un devenir,

que igual que se va, renace.

LA VIDA LATENTE.

Qué triste sentir la huida,

que gris se enturbia la vista

como se fruncen los labios,

ante la pena infringida,

que pasiones derrochadas,

cuanta entrega sin salida.

Los colores van cambiando,

en irisaciones vívidas

y el valor se va fundiendo,

con el miedo que se enquista.

 

Amor en sedas envuelto,

de plata y oro bordado,

de jazmines coronado,

soplo eterno deseado,

que flota en el Universo.

Luz de infinitos colores,

de gestos tornasolados,

impregnado de deseos,

envuelto en sutil misterio,

al albur de las pasiones.

 

Cambia la vida al instante,

un invisible destello,

un tornar irrefrenable,

que devuelven los espejos.

Interior que se conmueve,

se yergue al temblar el vello

y es voluble la existencia,

en cada sutil momento,

La vida torna y retorna,

hacia lo humano y lo eterno.

 

Que solo se queda el verso,

en la vorágine oculto,

como se pierde su aroma,

difuminado entre efluvios,

como pierde la fragancia,

si solo prima el insulto,

como se va diluyendo,

en los cerebros caducos.

La rima sigue su curso,

entre párrafos, a su ritmo.

 

Arropada entre algodones,

entre alabanzas y lujos,

se regodea la avaricia,

en su engolado discurso,

sin piedad sobrevolando,

viendo de soslayo al mundo.

De vino y rosas envuelta,

se regodea la riqueza,

a espaldas del inframundo,

no da a la codicia tregua.

                                                

Entre los gestos matices,

para dar forma al sentido,

salvando las cicatrices,

de cicatrizadas llagas.

La faz de surcos trazada,

como roturados huertos,

en los ojos reflejados,

cada vívido momento.

Silueta en lívidos labios,

mostrando los sentimientos.

 

La Luna se da la vuelta,

el Sol se asoma en el cerro

la vida latente sigue,

entre arrozales y almendros.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

viernes, 25 de septiembre de 2020

PARECÍAN UNOS NIÑOS.

Parecían unos niños

con sus carteras llenas de libros

y de lápices de colores,

pero en realidad, dice alguien,

eran unos hombres adultos,

niños viejos que jugaban a profesores

y a alumnos

en el pueblo,

bajo la supervisión

no demasiado concienzuda

de sus madres.

 

Y había también un perro

grande, un perro lobo,

que asustaba a los niños

ladrando con feroz ladrido,

el perro Rocco, un pastor

alemán italiano de origen.

 

Y un descampado enfrente

donde crecían las moreras

altas y verdes, y cargadas de moras,

por su altura intratables,

y los niños apedreaban las ramas

para que cayera

el fruto hasta sus pies rodando.

 

Y estos niños adultos festejaban

en grupo la caída

de la fruta del árbol

con loco alboroto,

“los racimos de moras, en efecto”,

dice alguien con miedo, esperando a ver,

al final, hacia dónde se inclina la balanza.

 

“¿Y qué pasó con los frutos,

tan negros, tan jugosos?”

Lo cierto es que desaparecieron.

Se alejaron un día con pie destemplado,

hasta desparecer por lontananza.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

SI FUERA ...

Si fuera el viento palabra,

y el aliento fuera amor,

si la sangre fuera el agua,

que el humano arrebató,

la palabra sería aire,

el amor sería vapor

y el cuerpo muerto estaría,

de la sangre que perdió.

 

Temblores entre las hojas,

del libro de los humanos,

saciadas líneas de nombres,

plenas de frases de sabios,

de conquistas y desdichas,

de muerte, horror e injusticias.

Cada página predica,

pero resuena en lo arcano.

 

No sabe el poder y el necio,

que no valen sortilegios,

cuando se extiende la ira.

Si fuera pitanza el viento,

alguien lo embotellaría.

No se intercambia la vida,

por preces y privilegios,

ni con falsas letanías.

 

Si el abrazo fuera alianza

y fueran sabios los necios,

el mundo oasis sería,

la sabiduría un sustento.

Si fuera alimento el tiempo

y el amor fuera una ley,

no habría ni hambre ni reos

y el corazón sería el rey.

 

Tiempo que al tiempo acuchillas,

con el filo de tu acero

y vas dejando semillas,

de odios y de recelos.

Tiempo que no tiene prisa,

solo la tiene el viajero,

que tan deprisa camina,

que va perdiendo el aliento.

 

Si fuera un tesoro el día

y fuera la noche un premio,

vivir y dormir sería,

como un viaje hacia lo eterno,

salpicado de sonrisas,

de bellos y sueños tiernos,

cada suspiro alegría,

verdad cada pensamiento.

 

Tiempo que al tiempo castigas,

con tu indomable flagelo,

dale a las razones tiempo

y a la verdad tu talento.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

LOS SENTIDOS Y EL AMOR.

Tu lozano rostro tan perfecto.

Me incita a desearte, sin querer.

Con estragos en mi mente,

Que no puedo contener.

 

Tan infame, cazadora de fervores.

Viviré con la desdicha de tus obras.

Se me agota mi amor, ciento temores;

Para que me humilles con tus sobras.

 

Si en tus ojos, guardas las llaves.

Ábreme la puerta con tu mirada.

Pero si el cerrojo, lo abren caricias.

Concédeme que explore tus delicias.

 

Mis oídos, ya no escuchan.

Sólo quieren tu voz angelical.

Pero si tus labios no platican,

Úsalos en silencio para besar.

 

Mis pies, ya no caminan.

Solo quieren contigo pasear.

Disfrutar juntos cada paso.

Y contigo la senda terminar.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri