Tu lozano rostro tan perfecto.
Me incita a desearte, sin querer.
Con estragos en mi mente,
Que no puedo contener.
Tan infame, cazadora de fervores.
Viviré con la desdicha de tus obras.
Se me agota mi amor, ciento temores;
Para que me humilles con tus sobras.
Si en tus ojos, guardas las llaves.
Ábreme la puerta con tu mirada.
Pero si el cerrojo, lo abren caricias.
Concédeme que explore tus delicias.
Mis oídos, ya no escuchan.
Sólo quieren tu voz angelical.
Pero si tus labios no platican,
Úsalos en silencio para besar.
Mis pies, ya no caminan.
Solo quieren contigo pasear.
Disfrutar juntos cada paso.
Y contigo la senda terminar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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