martes, 18 de mayo de 2021

EL MÁS ÍNFIMO DETALLE.

Que solo queda el silencio,

que soledad manifiesta,

que solitarios los miedos,

que vacío deja la ausencia.

La ideas vuelan solas,

como cometas al viento,

ancladas a los cerebros,

unidas al pensamiento.

 

Ladrón de sueños se llama,

quien niega vida y proyectos,

quien arrebata de un tajo,

el más sencillo deseo,

rateros de poca monta,

que la evolución cercenan,

primitivas son las mentes,

que no avanzan, sino frenan.

 

Siempre llega la corriente,

al mar que tranquilo espera,

y abre sus carnes acuosas,

para aceptar lo que venga,

no hace distinción ni cábalas,

caso omiso hace a su fuerza,

toda corriente que llega,

tiene cabida en su vientre.

 

Que solas quedan las penas,

que solitarias y huecas,

que vacío queda por dentro,

y en los ojos se refleja,

que soledad de quien rema,

hacia atrás mirando adentro,

que sola está la mirada,

cuando el infinito observa.

 

Van arrebatando sueños,

anhelos y fantasías,

y se van quedando a solas,

las penas del día a día,

que el amor va arrebatando,

tornando muecas en risas,

y devuelven los espejos,

lo que el interior cocina.

 

Que solos quedan los cuerpos,

que ausentes quedan las risas,

cuando la mente no fluye,

y no busca la otra orilla,

que profunda soledad,

la de quien solo respira,

y no se atreve a pensar,

ni a ir más allá, cuando mira.

 

Van derramando canciones,

amando cuando caminan,

en la soledad se agrandan,

se ensanchan cuando se mira,

y si es profundo el pensar,

el más ínfimo detalle,

revela la vida misma,

la verdad más pura y prístina.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

DONDE SUS PASOS CAMINAN.

No sé si el viento me azota,

o quiere, al fin poseerme,

tal vez, tan solo advertirme,

cuando es hercúlea su fuerza,

o solamente se altera,

y en su ira justiciera,

alertar quiere al humano,

que si es destruida, destruye.

 

Sus carnes abre la Tierra,

sus huesos también sacude,

y sangran fuego sus venas,

y abre enfada sus fauces,

su voz estentórea clama,

de auxilio grita su vientre,

y sus tripas se conmueven,

sus entrañas se envenenan.

 

La ambición no frena al Hombre,

que a quien cuida vitupera,

y abre en su voraz locura,

grietas que nunca se cierran.

Destruye seres y plantas,

desequilibra y transgrede,

y no frena su codicia,

ni el daño, que así se infiere.

 

No sé si el agua me sana,

ni se si es irrespirable,

la brisa que me acaricia,

no sé si el Sol es mi amigo,

o que pretende abrasarme,

no sé si el amor es vida,

o ve todo lo que ocurre,

no sé si vivo conmigo.

 

El Hombre va dando tumbos,

se aferra y suelta a la vida,

resbala, se iza y patina,

se recompone y respira,

entrecortados suspiros,

temblores y pesadillas,

escalofríos y sudores

que mueren y resucitan.

 

No sé si mi canto es triste,

o a la realidad da vida,

no sé si es cierto o mentira,

o las dudas me acribillan,

no sé si el mundo es un quiste,

que a tumor maligno gira,

o el amor se abrirá paso,

entre tanta pesadilla.

 

Las verdades siempre brillan,

como faros en la noche,

y a marineros señala,

cuál es la ruta más lícita.

Que la luz sea más intensa,

que no ensombrezca la vida,

que cuide la Tierra el Hombre,

donde sus pasos caminan.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

PROMETE VOLVER MAÑANA.

Las ramas, ya son más altas,

las hojas, son más lozanas,

y el tallo, se yergue ufano,

mirando al mundo con ganas,

como tallado en el tuétano,

en la esencia de las cosas,

el Sol, brillante le admira,

con la mirada orgullosa.

 

La mar rizada se encona,

el lago plácido en calma,

en el remanso los ríos,

descansan de su algarada,

la fuente sin pausa mana,

y el manantial cristalino,

alimenta las cascadas,

no descansa el torbellino.

 

Plácida tarde que acaba,

que se amodorra y se encastra,

dando a los verdes naranja,

colores que se contagian,

de la paz que sobrenada,

en las cristalinas aguas,

de bronce se viste el cielo,

de bermellón se disfraza.

 

Verdades que se aglutinan,

entre las hierbas más altas,

en la realidad prendidas,

como reales guirnaldas,

se mueven, como perdidas,

cual aves atolondradas,

despejando la maraña,

asoman tímidas caras.

 

Viento gélido que enfría,

rocío de la mañana,

perladas las hojas brillan,

como translúcidas nácares,

que en los profundos glaciares,

ven espejos, como caras,

descubriendo los secretos,

que entre las grietas aguardan.

 

Promete volver mañana,

la sombra que se desplaza,

hacia los etéreos sueños,

a las mullidas almohadas,

cede a las lúcidas luces,

el sitio que ella ocupara,

y radiante el Sol relumbra,

para calentar las almas.

 

La tundra aviva los líquenes,

el bosque al suelo amamanta,

la flor al ojo embellece,

y el ruido de las cascadas,

cánticos de amor parecen.

Se viste de ébano el aire,

de gris la sien envejece,

pero, todo nace y crece.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

ENTRE ARPEGIOS Y NOTAS.

Arpegio, tras arpegio,

van burlando las notas,

las cuerdas de los tiempos,

filigranas de ensueños,

abalorios que adornan,

las retorcidas formas,

en el cantar melódico,

de su quehacer a solas.

 

La canción se ha extendido,

ha abrazado a las ondas,

y ha besado las pieles,

que al vibrar emocionan.

Cada nota es un pálpito,

de la vida que pasa,

la que pudo haber sido,

la que llega sin pausa.

 

Se ha amodorrado el niño,

que subyace en la sombra,

cuando el cuerpo ha crecido,

y la voraz vorágine,

se apropió de las notas,

aniñados los gestos,

infantiles los rictus,

que el eco los devora,

cual voluta en la atmósfera.

 

Arpegio, tras arpegio,

van bordando las horas,

en cada instante mágico,

donde palpita el nervio,

reclamando las notas,

la autoría que las nombra,

y en el sueño pautado,

cada nota, rebota.

 

Cambia el ritmo maléfico,

torna el vibrar sincero,

y se antojan los dedos,

cual vivaz aleteo,

de un millar de palomas.

Cambia el rimar del verso,

vuela al viento la estrofa,

viaja el ojo a la aurora.

 

Nota tras nota aclaman,

las voces en las sombras,

y el amor entre ritmos,

al corazón se amolda,

se ha despertado el alma,

que entre velos soñaba,

y el amor se apodera,

de los cinco sentidos.

 

Amor entre las fauces,

arpegios que desbordan,

y nota a nota llegan,

nuevos versos y estrofas.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

EN CUALQUIER PARTE QUE MIRAS.

Canción de cuna que calma,

palabras firmes que aquietan,

gestos que ofrecen promesas,

y miradas que en sus brillos,

prometen, llaman y alientan.

La mano tendida aprieta,

la voz que grita no piensa,

la garganta, que en su gritos,

mensajes de justos lleva.

 

Pobre la caricia mía,

que flotando entre los vientos,

quedó en la nada perdida,

cruzó mares, cordilleras,

se enamoró de una estrella,

y en el cielo dejó esquirlas,

de la pasión que llevaba,

caminos fue recorriendo,

dejó su impronta, sin prisa.

 

Y en el tiempo insoslayable,

que cambia la noche en día,

se fue quedando en los sueños,

pedazos del alma mía,

sudores entre las sábanas,

temores y pesadillas,

ideas sobre la almohada,

disueltas como la brisa,

proyectos que nunca fueron,

esencias entre vigilias.

 

La voz pautada se duerme,

como una extinta reliquia,

y una letanía se extiende,

entre suspiros que brillan.

Plácidas quedaron solas,

durmiendo en la lejanía,

aquellas suaves miradas,

aquellas tibias caricias.

 

Canción de cuna que besa,

sincera palabra prístina,

generosa mano auténtica,

que entrega, más no claudica,

mirada que abarca océanos,

de nobleza que cautiva,

voces, que siendo murmullos,

en verdades se prodigan,

amor que todo lo liga.

 

Pobre la palabra mía,

que entre los rincones rota,

se va quedando sin rima,

de tanto clamar justicia,

el amor se fue corriendo,

pero dejó la semilla,

otros amores llegaron,

de mañana y de puntillas,

a todas partes se extiende,

porque en todas partes brilla,

en cualquier parte que miras.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

sábado, 8 de mayo de 2021

AMOR DE NUBES Y CLAROS.

No reniega el corazón,

a seguir a la conciencia,

ni la vida al valor niega,

su desafiante existencia,

niega el reo la sentencia,

pero sufre la condena,

a veces, en la inocencia.

 

Vive oculta en la maleza,

en lo oscuro también medra,

la realidad es el mundo,

de misteriosas vivencias,

en la oscuridad cohabitan,

entre elaboradas reglas,

extraordinarias materias,

inertes o siempre en vela.

 

Olor a azufre y a pólvora,

olor a odio y a traición,

dolor en el corazón,

que se conmueve y se agota,

verdor que huye de la sombra,

más, no se extingue el aroma,

de la libertaria voz,

en la oscuridad más honda.

 

Terremotos de pasiones,

emociones que se ahondan,

en las fibras más remotas,

donde el nervio vibra y mora,

estrambóticas pulsiones,

que aceleran o aminoran,

sentimientos que desbordan,

corazones y memorias.

 

Cruza el viento la gaviota,

planea en su ser y aletea,

buscando en tierra las sobras,

de su acento no reniega,

de las excéntricas formas,

sus ojos ven la existencia,

grita, pero no se altera,

aunque latente es su ira.

 

En la oscuridad se acepta,

y en las luces se desprecia,

luz y sombra viajan juntas,

una descubre, otra oculta,

y así, anda entre tinieblas,

buscando el amor a ciegas.

Cara y cruz de la moneda,

humano o sombra que medra.

 

Amor de naturaleza,

que entre sudores camina,

en equilibrio deambula,

buscando la línea recta.

Amor de nubes y claros,

de claroscuros que imitan,

de corazones que tiemblan,

amor de dolor y fiesta.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

¿DONDE ESTÁS?

¿Dónde estás? No sé lo que busco,

si un relleno, tal vez una cavidad,

Pero ¿dónde te encuentras?

¿En un pueblo, o quizás en la ciudad?

Estoy confundido de lo que voy en búsqueda,

si una persona, lugar o edad,

Y me tienes ignorante,

sin dejarme si quiera en el camino una huella.

Si es que mi mente no me traiciona y no es un él, sino una ella

Sinónimo de lo que busco,

sea una estrella, sea acaso una botella

Sea la conclusión, el final, sea vil o sea bella.

Prometo no ahogarte con el llanto anudado en mi garganta.

No obstante, dime lo que pasa!

mi marcha se siente más atrasada que avanzada.

Cada que doy un paso más cerca, te siento más y más alejada.

Entre tú y yo, aunque desconozco qué o quién,

olvido quién está más acorralado.

Si ya no me ayudas a conocerte,

ayúdame entonces a saber en quien o dónde podrás estar

 

Soy agua

en tu boca.

Soy latido

en tu pecho.

Soy savia

en tu vientre

y en tus cabellos

soy viento.

Soy alba

en tus noches.

Soy murmuró

en tu silencio.

Soy sudor

en tu piel

y en tus brazos

soy fuego.

¿Dónde estoy?

¡¡Estoy en ti!

 

Mi cariño se enfría,

vacía está mi casa,

te espero y tú no vienes

a aplacar mis desgracias.

Mi jardín que era un canto

no suena ahora a nada.

Solo un plato en mi mesa,

solo un cuerpo en mi cama.

¿ A quién darás tus besos ?

Caricias olvidadas

con el paso del tiempo;

después una mañana

azul de primavera

evitarás miradas...

Surcarás otras aguas

que lleven a otras penas.

Ven, devuélveme mi alma...

regresa sin tardanza.

 

¿Dónde está mi complemento?

¿Dónde, en qué parte?

¿Dónde encontrarte?

¿En dónde, en qué firmamento?

En sueltos suspiros pienso

romper tiempo y el espacio.

pues tú me alcanzas despacio

Mi arritmia está un poco loca

¿estarás debajo de una roca?

¿Deberé besar a toda rana?

¿o te encontraré mañana?

 

¿Dónde estás?, ¿En el silencio de tus labios,

O acaso en el callado grito de tu mirada?,

Ese que restringe el sentir de tu pecho,

¿Estarás en el palpitar de mi corazón?

Si cada latido, dice un te amo,

¿O estarás en el recuerdo imborrable de mi ser?

De una noche estrellada, besando los ojos de mi amada,

¿Dónde estás?, dice mi Alma enamorada.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri