martes, 18 de mayo de 2021

ENTRE ARPEGIOS Y NOTAS.

Arpegio, tras arpegio,

van burlando las notas,

las cuerdas de los tiempos,

filigranas de ensueños,

abalorios que adornan,

las retorcidas formas,

en el cantar melódico,

de su quehacer a solas.

 

La canción se ha extendido,

ha abrazado a las ondas,

y ha besado las pieles,

que al vibrar emocionan.

Cada nota es un pálpito,

de la vida que pasa,

la que pudo haber sido,

la que llega sin pausa.

 

Se ha amodorrado el niño,

que subyace en la sombra,

cuando el cuerpo ha crecido,

y la voraz vorágine,

se apropió de las notas,

aniñados los gestos,

infantiles los rictus,

que el eco los devora,

cual voluta en la atmósfera.

 

Arpegio, tras arpegio,

van bordando las horas,

en cada instante mágico,

donde palpita el nervio,

reclamando las notas,

la autoría que las nombra,

y en el sueño pautado,

cada nota, rebota.

 

Cambia el ritmo maléfico,

torna el vibrar sincero,

y se antojan los dedos,

cual vivaz aleteo,

de un millar de palomas.

Cambia el rimar del verso,

vuela al viento la estrofa,

viaja el ojo a la aurora.

 

Nota tras nota aclaman,

las voces en las sombras,

y el amor entre ritmos,

al corazón se amolda,

se ha despertado el alma,

que entre velos soñaba,

y el amor se apodera,

de los cinco sentidos.

 

Amor entre las fauces,

arpegios que desbordan,

y nota a nota llegan,

nuevos versos y estrofas.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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