Soy el mismo
de ayer,
El que
escuchaba  tus palabras 
Y en tu soledad
te acompañaba,
Aquel que en
silencio 
Tus ojos
tristes admiraba, 
El que sus
secretos te confiaba, 
El que al
soñar con una caricia 
Sólo tus manos
esperaba. 
Hoy rompo mi
silencio 
Y grito que te
amaba. 
Aunque ya no
quede nada, 
Aunque ya nada
espero…
Nada reprocho
ni pretendo. 
Te regalo esos
momentos 
En que mi
corazón te adoraba. 
Te entrego
todo el tiempo 
En que fuiste
dueña de mi alma. 

Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 
 
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