sábado, 23 de mayo de 2020

LA CULPA DE LA TRAICIÓN.


Caminé por el campo sin saber a dónde ir,
me sentí como una niño abandonado,
mi mente decía que no pierda la calma.
En una brisa delicada, casi Inmaculada,
vi en las flores tu mirada.
               
Perdido en la inmensidad
de la montaña, contemplé
lo que tanto añoraba. 
Rozó una lágrima por mi cara,
y recordé cuando yo a ti
me entregaba, en aquella cascada.

Te llamé, pero tú no contestabas,
te comprendo, te traicioné y tú
¡solo amor me entregabas!,
Sostenido en mi culpa, emprendí el
vuelo gritando cuanto te amaba,
¡Era tarde, tu no me escuchabas!

Aunque me perdonaste
¡mi conciencia me reprochaba!
y la culpa me embargaba,
era mejor que de esta vida me
alejara, llevándome el dolor,
que en mi pecho se anidaba.

Sentado en la cima de la cascada
mi cuerpo lo sentí frágil,
casi hechizada, caí desde
lo alto, como hoja marchitada.
imaginando que alguien abajo me esperaba,
era una ilusión, que con mi mente jugaba.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario