viernes, 5 de junio de 2020

QUÉ BONITO ERA ...


Amor mío se levanta tranquila la mañana
con el canto de las aves, ya no puedes escucharlos,
me da pena, pues sus trinos son bellos y suaves.

Mis amigos han intentado que vuelva a enamorarme,
no puedo, mi corazón sigue ocupado, de ti está prendado,
y cada noche bajo la almohada. guardo tus besos, abrazos
que me acompañan y te abraza mi alma enamorada.

Qué bonito era sentir tus manos de orfebre apretando
cálidamente las mías pequeñas, nuestra unión de cuerpos,
fusionando almas en una sola, con la total entrega.

Qué bonito era pasear a tu vera, mirando tus ojos oscuros,
perderse en una línea concreta, ver en tu rostro tostado,
esa sonrisa directa, tu serenidad, tu ternura, de entrega directa.

No puedo amar de nuevo, tú sigues en mi recuerdo viviendo,
latiendo, evocando nuestros momentos, aunque pase el tiempo,
lento o rápido, yo te seguiré queriendo, hasta encontrarnos.

Aunque no sea cierto que volveré a tenerte, quiero pensar
que se unirán nuestras esencias cuando llegue el día de mi partida,
me iré para siempre, sólo, desnudo de alma y cuerpo, pero en mi corazón
habrá el equipaje de amor completo, entonces yo andaré descalzo,
dejaré este valle incierto en el que estoy viviendo, para ir a tu encuentro.

Por la noche todo se llena de silencio, pero siento tu presencia,
despacio me llega tu esencia y a ella me entrego, al canto de las aves
a la realidad me despierta, pero tengo tu aroma en mi cuerpo,
los recuerdos son rosas, tienen espinas, pero su fragancia es divina.

De nuevo el canto de las aves, del todo me despierta, llega un nuevo día
que afrontaré con valentía, como he de hacer, la vida sigue,
ya llegará el momento de mi partida y quizás te encuentre en la otra vida.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

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