domingo, 8 de noviembre de 2020

AMOR DE SINRAZÓN.

Hecha de sol,

la enamorada vida,

de luna la nostalgia,

de tibio resplandor,

de luz y bruma,

de voz enmudecida.

Un sonoro clamor,

desde la cuna.

 

Amor a contraluz,

de voces desmedida,

pletórica de carne,

de sangre enfebrecida.

Amor de esclavitud,

o libre cual locura.

Adverbio la razón,

de saciedad y gula.

 

Cordura intransigente,

voraz, tenaz cordura,

memoria intolerante,

que decrece sin más,

fiel calentura hirviente.

Sensato el corazón,

entre la espesa bruma,

sembrado de simientes.

 

Arropa el corazón,

a la locura volátil,

que en el éter se esfuma,

como la espesa espuma,

esponjosa e inhábil,

que arrebata y abruma.

Se viste y se desnuda,

se espesa y se diluye.

 

Siempre construye,

la vida en carne viva,

sin viles ataduras,

sin grilletes con nombre,

libre y desnuda.

A flor de piel la aurora,

en el pecho fruncida,

de textura de sangre.

 

Flor cautiva y presa,

en la oquedad oscura,

donde se acuna el hambre.

Versátil y traviesa,

pasión que se desliza,

meteoro que arrasa,

tormenta que acuclilla,

de apariencia perversa.

 

Amor de corazón,

y de amapolas llena,

la razón que le expresa.

Una leve pavesa,

que al viento reta.

Amor de sinrazón,

y de nobleza.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

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