Oh, hermosa dama con tal dulce mirar,
A cualquiera engañarías con tu sincero
pensar,
Sólo ven lo que parece ser, sin meditar.
No todo es lo que era aparentemente se da
a demostrar.
Si pudiera observar tan cálida ternura,
Interiorizas bondad, sinceridad y fragilidad.
Ni hablar de tu querer abnegado al
demostrar
Tan alocada manera de conocernos, cada día
sonrío al recordar.
Nada es casual, todo ocurre sin pensar,
Sólo agradezco a tu Dios poderme hacer
llegar
A un Ángel como tú a mi corazón sin
esperar,
Estoy seguro que en la tierra aún hay
belleza por deleitar.
Eres hermosa, no solamente por tu cuerpo
esbelto al posar,
Lo más divino es lo más interno, que
tienes en un cofre sin delatar.
Tienes la magia de hacer suspirar sin
tocar, ni observar, ni hablar,
Con sólo mirar y escribir expresas
emociones que a cualquiera hacer callar.
No callao de temor sino de sorpresa por tu
alma tan pura y llena de amor,
Eres como la suave lluvia que gota a gota
va marcando con su olor,
Ese olor maravilloso que no es de sudor,
sino del rocío de tu corazón,
Te quiero y siento admiración porque tu
amistad para mí es de GRAN VALOR.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
Antonio Carlos Izaguerri
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