Dejad a las musas cantar
Desde hoy hasta la muerte,
Y después también,
De tal suerte que nunca dejen de cantar
A los poetas olvidados,
A músicos ignorados,
A todo aquel solitario
Digno del beocio solitario.
Permitirles enamorar
Una mirada a su rostro
Y dioses comienzan a adorar,
Se cincela el árbol,
Se pincela la verdad,
Brota la genialidad
Y se dicta el verso inmortal,
La representación fatal.
Dejad a las musas reinar,
Su imperio es la felicidad,
Su guerra, el miedo terminal,
Su norma, la inmortalidad,
Rigen los campos del arte,
Son vena de la humanidad,
La belleza es su asistente
Y escancian la divinidad.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
Antonio Carlos Izaguerri
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