Las palabras, cual las flechas;
Las hay al menos, de tres tipos;
- Las que llegan muy lejos,
- Las que aciertan muy al centro,
- Y las que se clavan muy adentro.
No era mía la intención,
De acaso yo, con mis palabras,
Llegar tan lejos, en tu mente,
Ni tan al centro, en tu corazón,
Y ni tan dentro, en tu alma,
Pero se me zafaron de la mano,
Flechas de todos tipos;
- De aquellas que hieren,
- De aquellas que hieren,
- Y de las otras que matan.
No medí yo el tamaño,
Y ni el peso de mis palabras,
Y te lancé como fechas
Tan raudas como certeras,
Y tan filósofas como envenenadas
Hicieron blanco en ti
Todas mis hostiles flechas
Las que salieron de mí,
Como impensadas flechas.
Ahora yo … veo y comprendo
El arma que puede ser mi boca
Como un práctico y potente arco
En manos del arrogante enojo,
Quien lanza miedo, dolor y muerte.
Ahora yo … el flechador, ya arrepentido,
Muero preso y atormentado,
Por mi pecado … por mi culpa,
Por herir con tantas flechas
A una tierna paloma mansa;
Quien esperaba de mi boca tan solo …
Palabras que nutrieras de amor su alma.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri