Odiaba el mundo en
que habito, odiaba la vida que llevo,
odiaba al humano que
se marcha y se aleja como el viento hacia el infinito
dejando una amargura en el corazón
sé que nunca más los
volveré a ver.
Me alejé de mi habitad dejando a viejos amigos
Cavilé que todo iba a cambiar
pero el viento de mi
vida empeoró
donde nadie sabía mi existencia.
Hablar con la gente era mi mayor terror
el odio me embargaba impetuosamente.
Mis ojos te vieron por primera vez
Tu fisonomía sonreía
un sombrero cubría tu cabeza
Desde que te conocí mi sendero sonríe
Íbamos tejiendo una
amistad
ahora eres el
aliento de mi vida, mi sonrisa a diario.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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