Quebrados los espejos que contemplan
la verdad que ahora yace en pedazos,
recomponen a duras penas los recuerdos
de un ayer plagado de oscuros retazos.
diluidas las aguas del eterno silencio
en que navegaron
dudas y pesares,
socavan y rompen los antiguos pilares
donde descansaba el amor y el tedio.
aflora a las manos un sudor intenso
plagado de duda, quebrantos y agonía
las secará el manto del implacable tiempo.
nacerá una sonrisa en el rostro inerte
a la vez que sopla
el viento de la ironía
porque sabe que ya nada puede deberte.
aún así seguirá susurrando la tenue brisa
anunciando una alborada que no llega,
ya no nace un nuevo día en la sonrisa
de quien quemó en el fuego su fanega.
descansa, descansa en paz alba nueva
no te apures en renacer otra jornada,
porque sabes que ha de pasar la vida
para ver si la luz a la oscuridad releva.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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