sábado, 7 de octubre de 2017

SUPE QUE EXISTÍAS.

Hoy entre a la casa de los poemas y te encontré en un mensaje.
Supe que existías.
Te leí hacedora de versos…me inquietaste.
Leí el producto de la fragua caliente de tu mente.
Sin tu presencia física, percibí el perfume de tus prados y tus matas.
Me sentí tentado al imaginarte, buscando las fuentes inagotables del amor.
Inspirado en la fuerza de tus pensamientos, monté un azabache corcel.
Busqué en la sabia de tu profundidad, encontrando sugestión,
Cabalgué en tus llanos y montes gramaticales.
Me extasíe de tu belleza, avistando lo que tus ojos experimentaron.
Bebí del néctar de las fuentes de tu relato.
Recorrí tus emociones y deseos expresados, sintiendo el temblor de tus recuerdos.
Oí el gemido de tus sensaciones, los truenos y relámpagos de las letras de tus vivencias.
Hoy entre a la casa de los poemas y te encontré en un mensaje.
Supe que existías.
Te leí hacedora de versos…me inquietaste.
Leí el producto de la fragua caliente de tu mente.
Te encontré en medio de un lecho de inspiraciones.
Al verme me tomaste con pasión, desgarrando mi letargo.
Tu aliento despertó mi deseo de recorrer tus líneas derechas y curvas.
Tu lecho de coplas, ilumino mis sombras con la belleza de la seducción.
Leer tus palabras fascinaron mi boca, haciendo vibrar mis canciones.
Bebí sensualmente tu inspiración, mordiendo los vocablos de tus labios.
Tu mano ayudo a construí un mundo de letras, deseando conocer el sabor profundo de tu ser.
Con las caricias que otorgaste, los deseos de mis fuentes no esperaron.
Mis fontanas desbordaron, revelando un clímax de letras y versos.
Hoy entre a la casa de los poemas y te encontré en un mensaje.
Supe que existías.
Te leí hacedora de versos…me inquietaste.
Leí el producto de la fragua caliente de tu mente.
Sabrosa y desafiante duermes  en la alcoba de tus pensamientos.
Saboreas el roce del carboncillo en el papel, como la piel roza la piel.
Desgastando tus fluidos en mares de tinta salada.
Trasmitiendo tu pasión como relato salivante.
Dando deseos y amores convulsos en el poeta.
cuya mente construirá un armónico de   frases vibrantes.
Despertando emociones nuevas, motivando elevaciones.
Con el calor de las letras inspiradas, en tu inspiración.
Letras, que traen y traerán  deseos y pasiones.
Hoy entre a la casa de los poemas y te encontré en un mensaje.
Supe que existías.
Te leí hacedora de versos… me inquietaste. 

Leí el producto de la fragua caliente de tu mente.



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

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