Hay un momento inagotable en que soy yo, terrenal,
En el cual dejo de amarte y te comienzo a extrañar,
Es un instante de penumbra en el que anheló tu sonrisa,
En el que el miedo tiende trampas de las que aún no sé
escapar,
Es una pausa en la que caigo de cabeza sobre el mundo.
Entonces todo no me basta porque faltas tú
Y se desata un terremoto que revuelve mis sentidos,
Pensamientos que sin rumbo sabotean mi existir,
Es una herida que mi ser aún no cicatriza.
Cobarde está escondida tras las huellas que dejaste.
Arraigándose en mi vera que en tu nombre me atormenta.
Utiliza tu recuerdo para lastimarme,
Es muy duro el instante en el que te amo desde el cuerpo,
Pierde el sentido todo por desearte y no tenerte.
Vencido por el miedo voy cayendo en tentaciones,
En acciones que distraen y deterioran mi mente.
Una cárcel circular, misma escena repetida.
Te hago excusa de mis penas en una vida más.
Yo que he sanado tanto aún me suelo lastimar.
En tu nombre soy verdugo y me vuelvo a encadenar.
Infinito es mi universo cuando te amo desde el alma,
Mas bendigo al sufrimiento que te toma como excusa.
Voluntaria siempre sigo el rumbo hasta encontrarte
Con mi imagen en tus ojos dar sentido a mi vivir,
Y si esta vez tampoco logró superar la prueba,
Te busco en otra vida hasta por fin verme en ti.
Continúo mientras tanto en este cuerpo que te anhela
Entre lágrimas y letras celebrando tú existir.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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