Besémonos pues, no tiene ciencia,
roza ave mi boca con paciencia,
consume energía de mi fuego,
llamado de amor en mi existencia,
esa fuerza extraña, ¡Te lo ruego!
prisionera es de la soledad
y arde en los deseos de este juego.
Si un beso me das amada mía,
beso he de guardar como tesoro
En lugar secreto de mi estío,
y esperar mil lunas sin enojo
mientras dure fehaciente hechizo,
miraré al espejo de tus ojos
hasta hallar en ti mi paraíso.
Si me amas, te amaré en el remanso,
Te amaré en mi silencio sin tiempo,
y aun debo volar hasta el verano.
para ofrendar mi calor humano
cuando en tu entraña florezca el goce,
fluir en embeleso, enamorados,
entrar al placer de lo creado.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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