Cuando me despida
no será un rápido acto
sino una larga caída,
de llorosos arrepentimientos
por los calurosos momentos
vueltos en fríos témpanos.
Difícil será mi partida
si en tu corazón está mi alma dormida
no te preocupes si no es así,
pues deseo más la realidad
a tener de ti solamente mis fantasías.
No pierdas el tiempo arrepentido,
eso a nadie ha curado,
tampoco llore porque voy a morir
ya que tus lágrimas no me dejaran vivir
Para evitar tu dolor
no me deseches de tu corazón,
pues así mi existencia perderá su razón
y de mis acciones su color.
Lo que debes de hacer
son nuevos recuerdos tejer,
para que una paz merecer,
porque de felicidad nadie fue a carecer.
Si tú nunca me amaste,
como mínimo no amargaste
ni dolor de acompañarme cargaste
para tus sonrisas no gastarte,
Olvídate de que eso puede ser
mi último suspiro,
mis últimas lágrimas,
nuestras ultimas risas,
el terminar de nuestras miradas entrelazadas,
el final de los abrazos,
en fin, olvídate de que voy a fallecer,
porque no sólo mi cuerpo
si no mi alma va a desaparecer.
Así que disfruta de mi cuanto puedas,
porque nunca más voy a aparecer.
No soy capaz de decir una despedida
que sea tan grande como mi amor así a ti,
sólo recitar mi última voluntad decidida,
espero que mi poema sea una prenda cálida
como tu presencia fue para mí.
hasta siempre te deseo
tú, mi más querida amiga.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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