El poeta ama la noche oscura donde extraña los besos de la
mujer lejana,
No pediré tocar nada de tu cuerpo frágil y atormentado,
En voz baja susurra tu nombre cuando termina el día
ardiente de verano,
No me contarás tus historias tristes, donde hubo amores
lejanos.
Del cofre de los recuerdos, sacarás un vino añejó para
compartirlo conmigo,
Al abrirlo
mencionarás los sueños alegres y sexuales que tuviste a mi lado,
En cada copa de cristal que bebas, en el fondo me verás
acongojado
Al moverse el vino de un lado a otro perfumara tu recinto.
Recuerda que una mañana fresca me dijiste: ven, te invito
un café,
Con la mirada te agradecí y callado me quedé,
Que podría decirte en pocas palabras el silencio también
habla,
Te tocaba sin tocarte, te abrazaba sin abrazarte, te besaba
sin besarte.
Qué diría tu cuerpo cuando me estaba volviendo a conocer
Quizás un poco de más de vino tinto cuando me invites otra
vez a tu casa.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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