martes, 13 de marzo de 2018

AIRES DE TI.

Aire que te desplazas
y mueves la vela,
asida robusta al mástil
henchida la tela.
A tu figura se ciñe
aire, el que te rodea,
aire que tiñes
con tu dulce olor brea.
Aire y solo aire libre
que discute a tu pelo,
su onda suelta
negra al viento.
Aire suave de brisa
que lame tu piel
que se atempera deprisa,
"entre piel y camisa
me quiero perder
y no encontrar la salida,
de ese, tú, tarro de miel."
Aire que cura, que jura,
que danza abrazado a tu cintura
y al avanzar tu paso...
"se incendia el aire, la vela,
y tu chaleco de raso."
Brisa lenta y segura
manantial de sal blanca,
de salobre hermosura
a veces tranquila, orgullosa y pura.

Tempestades asoman también
del alfiler de tus dedos,
me señalan, me turban, dan miedo.
Vientos de galerna, vientos.
Me dejo llevar por ellos
como la espuma, vuelo,
no queda otra, la ira,
el grito, los celos.
Vuelve la calma
o se te antoja un mundo de hielo,
tus brazos, isobaras de amor
me lanzan de nuevo al aire
o me arrastran de nuevo al suelo.
Aire sólo aire, pelo solo pelo...
cuanto dura la tormenta?
cuando amaina tu despecho?
mohíno, atribulado estoy, maltrecho.
De qué madera estás hecha
que navegas el deseo, mar de mares,
como flecha lo atraviesas
de cresta en cresta, de valle en valle.
Que árbol te dio la quilla
que rama, verdor silvestre,
carpintero de ribera
que plantara tu simiente.
Mujer y barca de vela vestidas
mástil limpio, límpida frente,
bello timonel que llegó a mi vida
para amarrarme libre,
y para amarme siempre.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

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