Seguramente que ya les ha pasado alguna vez,
que salido de ninguna parte, aparece un guapo
que dice nadar en el agua mejor que el pez
presumiendo... aunque esté hecho un guiñapo.
Conocen el cómo y el porqué de la vida y ofrecen
mostrártelo (en la cama siempre), intensamente
Prometen la técnica y la retórica, concupiscentes
y hablan del cielo, mientras los cuernos les crecen.
Son los mejores, los más apuestos y más sabios,
y te tratan con una galantería que parece de veras,
pero si te descuidas, se te abalanzan a los labios
aunque en realidad lo que buscan son tus caderas.
Te hablan muy mal de todos los demás hombres
y de las mujeres tontas que no les han querido.
si dudas, ellos adoptan talante de pajarillo herido
y citan cobardes (que no son ellos), por nombre.
Si no te has encontrado a ninguno de los guapos
que como no queriendo, te encuentran sin querer
no creas que son príncipes, son simplemente sapos
que sueñan defenestrados, con un beso de mujer
Si supieran los pobres ilusos, que te llaman “princesa”
que me faltan dos dientes, que soy cojo y además bizco
que soy más terco y silvestre, que la mula más arisca
y que tan falso como su galanura, así es mi belleza...
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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