Que difícil entenderte,
deslizándote por mi contorno,
que difícil detenerme,
cuando mañana es pronto.
Volcar en tus caderas,
la intención que no pongo,
cuando el tergal se clava
en mis dedos viajeros
flagelos de amor.
Inusitada respuesta que no llega,
que enciende aún más mi entrega,
y la hace volar, la lleva,
allí donde tu dulce olor a hembra.
Donde se cierran las dudas,
donde se abren las puertas,
allí, ya no soy yo,
de mí ya nada queda,
solo bajel que en tu bahía encalla,
saco mullido herido de sementera.
Déjame libre tras la hoguera,
cansado, cabizbajo,
desparramado, dame tregua,
dame agua, que de tu boca beba,
deja que sea un sueño,
deja que me lo crea.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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