Los grandes amores
nacidos bajo el arrullo de las auroras,
son tan súbitos e inesperados,
como reales.
Así es tu amor despertado en mí
Pegado a mis quereres,
diluido en mí ser.
Tanto te amo
que anudado a tu ternura me tienes.
Esperando tus besos de fuego
sobre mis labios,
que enlaza nuestras bocas
en ardiente delirio.
Antes de conocerte
un hombre sensato era.
Ahora sólo soy
un pobre tonto muriendo
abrazado a tu amor.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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