Por fin después de todos los tiempos,
la noche comienza a caer
que importa lo que estoy sintiendo
si mi corazón no se puede sostener.
Pendiente está de la luna menguante
ambos pierden su brillo, su esplendor
su luz, su osadía ya se torna vacilante
se pierden en ese profundo color.
penetrante tinte oscuro como tiniebla
sin luceros, y sin estrellas
la noche como mi alma tiembla
está perdiendo a su esfera bella.
Cierto, muy cierto... más que cierto
esa hermosa luna necesita espacio
y también necesita recuperar tiempo
no le importa morir lento, despacio.
Porque en realidad no está muriendo
está cerrando un ciclo, para reinventarse
solo quien en el alma la está sintiendo
y aunque lejos...deberá quedarse.
Se quedará... dejará el alma en su presencia
albergará los más nobles sentimientos
y lejos... muy lejos aún sin significar ausencia
la tendrá sutilmente en sus pensamientos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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