En la oscuridad donde reinan las tinieblas
cabalgan los sentimientos hacia el olvido;
las nubes cubren deseos hechos estrellas,
el firmamento guarda lo que un día fue ya vivido.
El manantial de los recuerdos sigue su camino
guardando las lágrimas entre sus aguas,
el viento atraviesa nuestra alma sin destino;
las horas pasan anunciando un nuevo mañana.
Mi vida va por aquel sendero llamado destino,
tu recuerdo es la luz que ilumina mi camino,
nuestro amor vive a través del tiempo y el olvido;
las horas desvanecen cuando tú recuerdo esta conmigo.
Nuestras vidas se unieron durante nuestra juventud,
juntos enfrentamos cada día aquel futuro incierto.
Hoy en mi rezo a Dios le doy toda mi gratitud:
por aquel amor que compartimos cada momento.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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