jueves, 30 de agosto de 2018

POESÍA AL ÓLEO.

Se me ocurre mirarte
Con el morbo preciso
Despeinarte lentamente
Tu pelo rojo cobrizo
Tocándote suavemente
Pero solo con los ojos
Que por tanto desvelarme
Ya no son negros, son rojos
Acariciarte con mis pupilas
Encendidas como llamas
Inquietantes solo un poco
Sin moverte de la cama
Con el deseo suficiente
Para dibujar sin prisa
El bosquejo más sensual
De tu perversa sonrisa
Se me ocurre mirarte
Para amarte de nuevo
Se me ocurre hacerte de todo
Pero de nada me atrevo
Y por lo pronto intento tenues
Destellos de versos
Garabatos nerviosos
Tambaleantes, pero honestos
Las sombras en nuestros cuerpos
Descansan aun inquietas
Pero nadie puede verlas
Porque saben ser discretas
Inundados casi en silencio
Camuflados por los muros
De esta blanca habitación
En un tiempo casi mudo
Tú descubierta a contra luz
Yo oculto en claro oscuro
Y a lo lejos se escuchan ecos
De melódicos susurros
Batalla lunar por tus lunares
Seducción de dos amantes
Ficticias gravedades
Coqueteos, disparates
Suaves riñas intermitentes
Que buscan insistentemente
Un resquicio, una oportunidad
Para comenzar nuevamente
Y a lo lejos en la noche
Se oye el bostezo del mundo
Inquebrantable es la paz
Que irradias cada segundo
Sería mentir si no dijera
Que nada es más hechicero
Que la frágil desnudez
Que muestran tus pies ligeros
Asomándose entre las sábanas
Al borde de la cama
Son mi mejor poema
Son mi comedia, mi drama
Se me ocurre respirar tu calma
Cuando aún te cubre la niebla
Besarte el alma
Cuando tus labios aun tiemblan
Se me ocurren tantas cosas
Deleitantemente inciertas
Pero cuando se me ocurren
Es cuando no estás despierta
Se me ocurre soñarte
Mientras tú estás dormida
Y probar de tu cuerpo
Un suspiro de vida
Un paisaje sombrío se posa
En tu espalda color miel
Matices prohibidos invaden
El nocturno lienzo de tu piel
Se me ocurre admirarte
Mientras que el tiempo dura
Y hurgar en tus pechos malva
Y en tus muslos púrpura
Se me ocurre despertarte
Y espero señal alguna
Mientras capturo en tu vientre
El menguante reflejo de la luna
Y así se me ocurre, mirarte
Descubrirte por primera vez
Y que el amor sea el arte
De cada anochecer.



Autor                                     
Antonio Carlos Izaguerri

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