Llegas de madrugada, te alojas en mi mente,
te escapas de mis labios, hilas versos
inacabables,
en medio de la noche te desbordas sin piedad;
por mi alma vas y me llenas de dulces
emociones,
mi corazón se abre y se expande ilusionado.
No puedo vivir sin que en mí te manifiestes…
Susurras en mis oídos palabras blancas y de
colores,
me rozas suavemente como el viento del norte
y me
bañas con tu luz iridiscente, refractándote
por todos mis rincones; eres volcán y mar que
baña
de fuego, sofocando mis más ignotos deseos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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