jueves, 13 de febrero de 2020

CONCLUSIÓN.

Hablamos de nunca escribir disculpándonos por lo que sentimos,
hablamos de siempre ser fiel a nosotros mismos,
hablamos de cumplir con lo que queríamos cuando queríamos,
hablamos de no mentirnos, pero nunca hablamos de qué hacer si no nos entendíamos.

Hoy quiero hablarte de lo culpable que me siento por no ser capaz de entender tus lamentos,
por no comprender tu sufrimiento o tu proceso mental para tomar el camino por el que estás yendo,
no me queda nada más que apoyarte a ciegas porque aunque he tratado mil veces de ver el mundo a tu manera,
soy incapaz de entender que es lo que esperas.

Hoy quiero hablarte de que me he traicionado a mí mismo para hacerte feliz,
de que traspasé mis límites para verte sonreír,
de que no me arrepiento de nada
y de que recordaré cada mañana como tu presencia tuvo el poder de calmar mi alma.

Hoy quiero hablarte de que no he dejado de hacer lo que quiero
y que muchas veces me hubiese gustado que tú quisieras lo mismo que yo.

Hoy quiero hablarte de que aún no puedo mentirte,
pero que me estoy preparando para hacerlo,
no voy a dejarte pero si voy a soltarte,
tarde o temprano empezaré a callarme,
no por ti sino, por mí.

Quizás debimos hablar de qué hacer cuando no nos entendiésemos,
quizás faltaron conversaciones o faltó tiempo,
quizás me asusta lo fácil que es ser yo mismo cuando estás presente,
quizás no te gusta lo que eres cuando me tienes de frente.

En fin, hablamos de todo un poco,
alargamos conversaciones durante días,
nos contamos historias que duraron semanas,
creamos momentos que permanecieron meses,
te voy a querer durante años.


Gracias por estar a mi lado.



Autor  
Antonio Carlos Izaguerri

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