miércoles, 19 de febrero de 2020

LA ESTRELLA MÁS ALTA.

Si tuviera que explicar su interior
comenzaría por decir que se trata de magnitud
más que por las cosas que vi desordenadas
el hecho de que sintiera estar en un templo
en el que la paz es una inconsciente remembranza,
comodidad existencial, natura impoluta,
un vientre materno

Comencé caminando, mirando al techo
y de sus interminables bóvedas
manaba luz que impregnaba mi rostro,
incandescente y suave llama
que se adentra y reconforta y revive inocencia.

Al fondo un caño de agua fresca
y el dulce néctar que acompaña cada sorbo
cada bocado es un manjar

Había entrado por sus ojos, esa vez,
por un desliz de su extraordinario intelecto
-debió ser un despiste, nada más-

Pensé que un descanso le haría bien
y abrí todas mis puertas
y también abrí los jardines
y la senda secreta
hasta el corazón de mi imperio
-tan hondo esa noche-

Bebió de mis aljibes toda reserva acumulada
subimos a la cresta más alta
y dejamos caer por el manto nevado
toda la carga (borrando las huellas)

Aprendí a caminar por sus bosques
y toda vez que un descanso la lleva a mis prados
soy la brisa del sur que acaricia su alma.

Es la estrella más alta de todas las bóvedas
Su descanso es mi hogar.


Autor  
Antonio Carlos Izaguerri

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