Cuando el sol cierre sus ojos
y las sombras no estén lejos,
la firmeza te abandone
como flecha del arquero
y todo te parezca extraño,
sujeta mi mano
y … trecho.
Cuando el tiempo sea tormenta
y se nublen los deseos,
las dudas te martiricen
con el nudo de los miedos
y todo te parezca extraño,
sujeta mi mano
y … trecho.
Cuando se espese la niebla
y te cale hasta los huesos,
o te falte la esperanza
que es el agua del sediento
y todo te parezca extraño,
sujeta mi mano
y … trecho.
Cuando te domine el llanto
de tristeza y desconsuelo,
te guarde bajo su manto
y te impida ver el cielo
y todo te parezca extraño,
sujeta mi mano
y … trecho.
Cuando te sientas herido
con las fieras al acecho,
no tengas fuerzas ni brío
de rodillas en el suelo
¡levanta que yo te guío!
sujeta a mi mano
y … trecho.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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