Hoy abandono mi hogar,
en cada esquina un recuerdo
no he dejado de llorar
de todo aquello me acuerdo.
Era el trabajo de años
el que allí se había enterrado
era un lugar con embrujo
para amar y ser amado.
Entraba la luz del sol
irradiando poesía
se iluminaba la estancia
el verso de amor nacía.
Recuerdo aquellas carreras
cuando jugaban mis niñas
observándolas de lejos
allí feliz me sentía.
Antecediendo a la luna
hermosos atardeceres
noches repletas de estrellas
después los amaneceres.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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