Veo la línea que delinea el infinito,
allá donde se une el cielo y el mar
cuando siento que te necesito.
Nubes grises anuncian su tristeza,
y se vislumbra en el cielo
su pronto llorar.
Cuál llanto que aflige a un niño
por la angustia que el hambre otorga
cual madre, por hijo
que va a la guerra.
A esa guerra que se siente diferente,
pero cada guerra es igual
pues no hay ganancia
si algo se pierde.
Con un te amo a flor de labios
le dice al marchar,
el apenado a su amada.
Eh! de aquel día que a tu mirada
regrese, y te bese las heridas
que dejaré mi partida.
Esperaré ese día que tus ojos
reflejen aquella sonrisa que tendré
al tenerte de frente.
Y volver a ver esa línea
que delinea el infinito.
Donde se une tu cielo y mi mar
al sentir que ya nada necesito
porque estoy frente a tu mirada
al amar tus ganas de amar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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