Poema en honor al ser más lindo de la vida ¡La
Mujer! Si a algún caballero no le gusta, es porque mis humildes versos honran a
su madre.
¿Qué decir del concepto de mujer?
Un ser tan prodigioso y de infalible
y prístina grandeza, y en su tejer
por la luz de la aurora es invencible,
y es vida y gloria y luz y sol y canto,
quien nos brinda su amor y su dulzura,
por ser la luz de oro y hermosura
que nos da el alto cielo de su encanto,
es fuerte manantial de leche y miel,
que nos da en su figura de zafiro,
musa de carne y hueso que respiro,
al brindar a su amor tan tierno y fiel,
la mejor poesía que camina
por los vastos vergeles de los sueños,
tú haces grande al mundo y a los pequeños,
que soñamos grandeza y no germina,
y de las rosas vienen sus aromas,
para dar sus fragancias al jardín,
y la exquisitez del gran festín
que se dieran cigüeñas y palomas,
son campos, y son ríos, y son cielos,
es la bella vendimia más sagrada,
y es la tierna Sibila enamorada
que nos causa su ser en los desvelos,
y son de cada luna lo impoluto
que siempre lo figura su belleza,
y dan la viva gloria en sutileza
que vierten de su ser en absoluto,
y son la rica seda de amapolas
que nacen con la lluvia apasionada,
las que sin su presencia, el hombre es nada,
y muestran su valor estando a solas,
son ánforas de sueños ante el hombre,
su inigualable luz de femenina,
la hace ser la estrella más divina,
porque del alto cielo, es su nombre,
son diana del amor y el sentimiento
que dan como el rocío día y noche,
para el amar, no muestran el reproche
porque dan su fulgor al vivo viento,
la musa que da, apócrifos andares,
frente a la luz del sol del mediodía,
y deja su sonar de melodía,
como toda arpa y lira en sus lagares,
son aromas de tila entre las flores,
que hilan a los acres blanquecinos,
y dejan sus perfumes de los finos
para así cautivar a sus amores,
son las tangibles fuerzas del hogar
cuando se vive en cada sitio o tierra,
y a su gran amor nada las aterra
porque llevan poder sin mendigar.
Mujer, mujer de excelsa ambrosía
la que llena los cielos con su emporia,
dejando amor y honra y dando gloria
para los querubines en su día,
son la guía de todo peregrino
que buscan un amor consolador,
son las ninfas de antaño con pudor
que nos brisan su voz en cada trino,
y son la tenue luz de cada aurora
que enarbolan el sol en las mañanas,
dando frescura y paz a las miradas
porque ellas son el jugo de manzanas,
y nos dan dulces sueños a toda hora,
las infalibles damas ilusionadas.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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