sábado, 25 de abril de 2020

AMA AL SEGUNDO QUE PASA.

Un abrazo guárdame,
para arroparme después.
Que el frío que me atenaza,
no parta mi solidez.
Que no congelen los sueños,
el hielo que nos rodea
y no se rompa la aurora,
para volver a crecer.

Como galopan los tiempos,
en lomos de la existencia.
Como en alas del recuerdo,
vuelven olvidados hechos.
Como va arrastrando el tiempo,
a empujones las ideas.
Como, a prueba, la paciencia,
hace más fiel el momento.

En las palabras sinceras,
vive feliz el respeto
y se funden pensamientos,
con extraordinarios gestos.
Viven libres quienes piensan,
buscando nuevos senderos.
Una nota agradecida,
sabor dulce en el aliento
y un aroma que se espira,
para convertirse en beso.

La mar en calma se queda,
esperando la tormenta
y entre sus líquidas carnes,
el vientre de agua se tensa.
Airada agita los brazos,
de sus procelosas olas,
mientras acude la vida,
que en sus entrañas aflora.

Como revierte la aurora,
las tinieblas de la noche,
Mientras se funde el misterio,
con la Luna que se esconde.
La Luna se aleja al trote,
para guardar el respeto,
como el Sol al gris saluda,
dando luz al universo.

Guárdame celosamente,
un beso que llegue luego,
con el sincero placer,
de ofrecerlo con esmero.
Que la mano sea de piel,
para que traspase dentro,
que no sea de duro acero.
Que no sean de oropel,
las palabras de consuelo.

Abraza al tiempo que pasa,
misteriosamente atento,
para que no azote al ser,
que vive de su talento.
Ama, al segundo que pasa,
para que se quede quieto.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

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