Muchos años vivieron su amor
entregados el uno a la otra,
complaciéndose en todo momento
y siempre la vida disfrutando.
Cumplieron con aquel juramento
que un día, frente al altar se hicieron,
y en situaciones buenas y malas
se apoyaron amorosamente.
El destino celoso decidió
entre ellos dos entrometerse;
sin piedad alguna los separó,
sumiendo al hombre en la tristeza.
Hoy, la resignación ha llegado
y cuando aparece la nostalgia
en la música va a refugiarse
entonando bellas melodías.
Entre cada nota apasionada
le envía mil flores hasta allá,
seguro de que ella estará
esperándolo llena de amor.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario