Cuando se me escapa el alma y estoy en un
limbo,
Estoy pensando en ti, pensando en aquel momento
En que entendí mis manos y me abrazo tu
aliento
y apretaste mi cuerpo al tuyo
y un beso fundió nuestros alientos,
hasta perder la razón,
bastó sólo un instante
para que nos quedara la agonía,
La sed, la necesidad de respirar un solo
alimento.
De sentir un solo cuerpo,
pues me envolviste como el viento
Logrando que mi alma trascendiera
hasta el borde del desespero,
Pues el deseo, las ganas y esta sed,
no han desaparecido con el tiempo
La necesidad de ser consumido por el fuego de
tu cuerpo,
por los besos de tu boca y el aroma de tu piel,
están siempre presentes.
Nunca me había sumergido
en besos tan profundos sin perder el ritmo
de los latidos de tu pecho
Ni había entregado el alma,
mirando a los ojos de una mujer con tanta
nobleza,
nunca habían quedado mis sentidos tan sedientos
Del sudor que destila de su cuerpo,
del quejido que se escapa en su respiro,
Del olor de sus cabellos
y de la sed de su lengua por mi cuerpo.
Te has tatuado en mi alma,
te has adueñado de todo
llenando cada espacio de mi mente.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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