Como hojas otoñales,
coloridas pero muertas,
vestigios de lejos anales,
entre memorias desiertas.
Impelidas por el viento,
sin conciencia ni razón,
ya sin destino ni aliento,
son sepultadas sin panteón.
Total el alma se defolia,
como al árbol desnuda,
la estación que se muda,
de sus tiempos de gloria.
Así también las ilusiones,
en días pasados lozanas,
caen inertes a montones,
como aguas de fontanas.
Y se riegan por la mente,
cual recuerdo en olvido,
más conciencia o sentido,
se han tornado indolentes.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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