domingo, 26 de abril de 2020

NUESTRA PRIMERA NOCHE.

Esta noche, con su tul de plata
que hace resplandecer tu faz,
es mudo cómplice ... celestina
de este amor que nunca tendrá igual,
con la luna acompañando nuestro vals
nos miramos y a punto de besar
dos "te amo" nacen en reciprocidad.
Toco tus labios en preámbulo
tan suavemente, cual si fuera a lastimar,
siento tu respirar cual viento tibio,
es tu cuello pista para deslizar,
son tus hombros tobogán
donde mis labios prefieren resbalar,
tu voz se hace susurro, gemido quedo,
luego se vuelve clamor pidiendo más,
tus brazos me encadenan,
tu perfume me hace claudicar,
las horas se detienen, no hay tic tac,
solo los corazones suenan a compás,
se duerme la desvelada prudencia,
se enciende la voluntad y consiente
que viajemos más allá, por la pendiente
donde ya no hay marcha atrás,
donde la fuerza de gravedad
impele a dos cuerpos hacia la unidad
cayendo en la vorágine inheludible
de los anhelos de amar, de sentirse,
de conocerse, de poseerse
poniendo sello de propiedad.
Totalmente mía, tuyo solamente,
feliz copropiedad inalienable,
marcando colindancias, sur y norte,
largura, grosor, profundidad,
que todo conste, quede en actas
escritas en la piel de tu rica humanidad,
donde queden las diez huellas,
desde el meñique hasta el pulgar
en la testimonial de tu virginidad,
mía, sí, mía nada más.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

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