Mi desastre no tiene inicio,
lo sabemos.
Tu sabías,
que soy un tornado,
que puedo destruir y aparecer donde sea,
que estoy loca y que todo me da vueltas .
Recorrí tu casa,
tu cuerpo,
tus lunares,
tu mente
y en cada sitio quería meter la lengua para
saberte mejor.
Yo sabía,
que estabas corriendo,
que esperabas la tormenta
y nunca llegó o no lo supe.
El verdadero desastre se dio a notar con tu
mirada perdida, con tus manos ligeras y yo sin saber si aún me amabas.
Al terminar la devastación,
dejé de sentirme tan congelada.
Ahora sé que puedo arder si así lo deseo.
Cada pedazo tuyo antes de las ruinas lo guardo
en un baúl.
Cada pedacito que logro destruirme lo voy
dejando en el camino, así cuando me pierda sabré que ahí ya no es mi lugar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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