Te escribo sin pensarlo demasiado,
sin saber qué es lo que viene,
sin querer moverme de tu lado,
porque a veces decirlo cuesta
y cuesta tanto,
que quizás me cueste el alma y termine destrozado
que quizás tus ojos me engañaron,
me atraparon de tal forma
que creí haberlos ganado,
me creí dueño de un mundo
que yo mismo había creado
es que soy así,
tan terriblemente desordenado
tan cambiante y desorientado,
por el día tan pasivo
y por las noches desvelado .
Regálame una sonrisa, de las que me apacigua
el temor,
regálame lo que tengas
de seguro es lo mejor
regálame una caricia que me calme este rencor,
regálame la distancia que me enseñe a estar
sin vos,
y no hay consuelo que me ablande y me haga a
un lado,
porque te siento más que nunca,
o como siempre,
y más que nunca y como siempre,
me tendrás
aquí esperando
Por haber sido cobarde pido perdón,
me escapé de vos cuando no debí soltarte,
desubicado soy
en cuestiones del amor.
Me mordí más de una vez,
y por aguantar en mitad del camino me quedé,
no supe sufrir ni disfrutar,
intenté calmarnos y te lastimé.
Te
escribo sin certeza alguna
Te extraño desde donde estés.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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