miércoles, 22 de abril de 2020

MIS PENSAMIENTOS AL ANOCHECER.

Un viento frío y silencioso que se derrite en las verdes y señoriales colinas de un áureo paisaje vespertino, revive mis memorias cual pálpito de huellas fugaces, cual mudo canto de brillos lacrimales, cual lienzo de pensamientos pétreos en la incompletitud de las respuestas ausentes que nutren a mil preguntas naufragantes.

Un cielo ya nublado que bebe tenuemente las últimas caricias crepusculares del horizonte terso, se envuelve en el manto silencioso de un anochecer que llega con pasos de un tiempo somnoliento y desgastado, mientras mis recuerdos y mis anhelos juegan en el espejo acuífero de aquellos sueños distantes, borrosos y olvidados; sueños que luchan por romper las agrias cadenas de la lejanía durmiente, y así escapar de la sofocante prisión de un olvido silente y congelado.

Las estrellas ya tejen su llovizna de luz serena que envuelve a las nubes nocturnas en sus pasos fragantes y apresurados, como si le rindieran pleitesía a la bella luna risueña que destila su brillo sedoso y perfumado; así mis pensamientos se funden en el cuadro nocturno viviente que despliega su arte natural y perlado, con toques magistrales de un ensueño vibrante, en un tiempo cristalino y renaciente cual fresco fuego satinado.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

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