sábado, 23 de mayo de 2020

CON UN SOPLO DE PASIÓN.


Confinada la conciencia,
atrapada se desvela,
presa del miedo se queda,
en la eterna duermevela,
si es más corta la paciencia,
se hace más larga la espera.

Se adivina la presencia,
viva imagen que retorna,
como un sonoro ciclón
o una corriente que aflora.
Vive rea en el interior,
como el amor en la alcoba.

Crece sin pausa la flor,
la hierba bajo los pies,
el tallo buscando al Sol.
Trina locuaz el gorrión,
como canta el ruiseñor,
libre en el atardecer.

Atajos en el pensar,
sendas ocultas sin cielo.
En el camino soñar,
para entender el sendero.
La tierra en la mano está,
deslizándose en los dedos.

Confinado en su pesar,
verso de dolor sin duelo,
unas hojas que versar,
tiempo de amor prisionero.
En el sueño recordar,
lo que se vive por dentro.

Amor que vive y navega,
en las procelosas aguas,
de la vida en que se alberga.
En la brizna que se acerca,
pasión que arrastra y espesa,
como en el mar la marea.

Volver viviendo sin prisa,
con la mente limpia y fresca,
sinfonía de colores,
armónica voz que suena,
en la beatífica brisa,
que acaricia y que consuela.

Amor que rompe la niebla,
beso que creciendo sella,
las grietas del corazón.
Con un soplo de pasión,
crece el amor en la Tierra.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario