sábado, 23 de mayo de 2020

ESOS POETAS LOCOS.


En una copa de vino
sin que nadie lo supiera
después de que ella bebiera
guardé su aroma de flor,
y el elixir de su boca
rocío que la humedece,
me aconsejó que la bese
al beber de su licor.

Y a todo lo que tocó
le he robado sus caricias
para gozar las delicias
que flotan en las penumbras,
y en un altar a su espejo
lo subí para adorarla,
pero no logro mirarla
ya que siempre se me oculta.

Porque todo lo imagino
su presencia es fantasía
no supo que la quería
porque nunca se lo dije,
y en este cuarto vacío
guarida de mis recuerdos,
en el silencio me pierdo
tras su silueta invisible.

Pues sin ella nada existe
y aunque su esencia perdura
ya no sé si es mi locura
que la imagine en las cosas;
porque todo está vacío
no hay una copa ni espejo,
solo desfila un cortejo
de visiones espantosas.

Ya vienen esos de blanco
quienes suelen amarrarme
por si quisiera escaparme
como lo hice ya una vez.
Ignoran que soy poeta
y que le escribo a la vida,
la gente está confundida
por creer lo que me leen.

No saben que los poetas
inventan lo inexistente
pues si lo ven conveniente
pueden crear universos,
¿En cuál me habrán ubicado?
¿El que grita a la injusticia?
Yo prefiero dar caricias
a la mujer...  ¡Con mis versos!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.  

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