La luna, fue testigo de tus traiciones.
La luna, mi fiel compañera me segó de mentiras
haciéndome creer que tú de verdad me querías.
La luna, mi amiga íntima me engañó y me duele
más aún, porque yo en ella creía.
Me duele pensar que serías fiel en mi vida,
pero más me duele ocultar que te amo como tonto, que completamente enamorado de
ti, mis pensamientos son eternamente tuyos como también gran parte de mi
existir.
También me duele que la gran esfera brillante
por las noches me ocultara grandes detalles, diciendo absurdas mentiras de las
cuales ningunas fueron verdades, o quizás lo hacía para no lastimarme.
Cuánto duele que por las noches con alegría me
acercaba contándole mi día a día, y lo tonto que me sentía cuando pensaba en
aquel amor que tanto me llenaba de alegría, pero sobre todo, cuanto duele que
fueron mentiras.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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