Me topé con un poeta
hablaba cosas extrañas
miraba hacia las montañas
igual que lo hace un profeta.
Me describió un paraíso
con una entrada secreta
y cual si fuera un hechizo
me sentí en otro planeta.
Pero todo se deshizo
al quedar mirando al cielo,
pues con un gran desconsuelo
y su semblante sumiso
dijo la palabra, amor,
y suspirando enfermizo
me dijo ... ¡Nunca me quiso!
con un rictus de dolor.
Mas retomando valor
describió la libertad
y al llenarse de ansiedad
ha elevado este clamor:
¡Todo es pura vanidad
al nacer quedamos presos
de la absurda falsedad
que nos carcome los sesos!
Y me habló de la orfandad,
de esa ambición desmedida
de quien su dinero cuida
sin conocer caridad,
porque es sentencia sabida
que aunque existan excepciones
unos tienen buena vida
y otros … ¡No tienen calzones!
Luego al mirarme a los ojos
gritó: ¡Me diste una idea!
En versos diré que es fea
y que la tengo de hinojos,
con mis letras vengaré
que su desdén me apedrea
y yo la despreciaré
al sentir que me desea.
Y le daré mi desdén
usando palabras claras,
sin metáforas cansadas
buscaré la sencillez,
porque poeta es aquel
que expresa sus sentimientos
y tan solo es un panfleto
si no agrada a quien lo lee.
Me alejé discretamente
mientras continuaba hablando
por tal me fui yo pensando
que se le atrofió la mente.
Pues sobre estrellas y flores
al alba y a tiernos besos,
hizo sus versos mejores
creando más universos.
Lleva penas y embelesos
¡Está loco que da horrores!
mas son tan grandes señores
que quise ser uno de esos,
y por tal yo te confieso
que por ti me hice un poeta,
y mi pluma no se aquieta ...
¡Cuando se inspira en tus besos!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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