Mi mente divaga al escuchar tu voz,
Así que me dedico a leer tu cuerpo,
a bailar al ritmo de tus te quiero.
A verte fijamente a los ojos
y perderme en ese exótico laberinto,
Llegar a la salida,
Tirarme cuesta abajo para nadar entre tus
labios,
Ya en la orilla dedicarme a recorrer tu cuerpo
para poner mi huella en cada rincón no explorado
de tu alma,
Sentirme vivo al deslizarme por cada arruga de
tu palma,
Ya entregados el uno al otro tomar tu mano,
llevarte a la luna y en cada una de las
estrellas
comparar mis huellas con las tuyas,
Con la calidez de cada letra,
te dedicaré párrafos que relajarán tu alterado
corazón.
Lameré la sal de tus ojos para eliminar tu
triste pasado,
Sumergiré mis palmas en lava para acunar tu
corazón,
desfilare mi lengua por tu piel para refrescar
la de este intenso calor que provoca la fricción de nuestro cuerpo.
No te quiero a ti,
quiero casarme con tu vida mientras la muerte
bajo su fría túnica trae nuestros anillos,
Y en nuestra luna de miel cada noche, cada
mañana, cada madrugada, cada tarde...
Vivir contigo una y otra y otra y otra vez
hasta perder los sentidos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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