El tiempo es un viejo sabio,
que va de barba larga,
que va de bata blanca,
esperando a los años,
Cuidándonos de los daños,
curando lo incurable,
trascendiendo lo inmutable,
mirándonos desde ángulos varios.
El tiempo, viejo sabio,
siempre al pendiente,
nunca de labios,
siempre de mente.
Y demente es buena descripción,
a veces se deja pasar,
sólo para curar un corazón,
a veces te deja en paz,
para que te encuentres con tu verdad,
a veces, acaba la voz,
para hablarte con libertad,
a veces te llena de paz,
para que te encuentres sin la razón,
siempre te libra del mal,
y eso es buena razón,
para agradecer dicha libertad.
Es un viejo sabio,
sin arrugas en las manos,
con el alma entre sus ojos,
con la vida entre sus lazos.
¡Gracias por tanto,
gran viejo sabio!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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