No quiero que amanezca,
no quiero que la luz del día
descubra la soledad
que estoy viviendo.
Te conocí una noche,
no necesitamos conocernos más,
tu piel y mi piel
se incendiaron juntas,
se reconocieron y amaron
cómo si hubieran esperado
ese momento una eternidad.
De la pasión nació el amor,
del amor la perpetuidad,
te llegaste a clavar tanto en mi alma,
que no quiero despertar jamás.
No quiero que amanezca,
los sonidos de la noche
me traen tu presencia,
tus labios, tus besos,
tus caricias que no me dejaban descansar,
nadie te podrá amar
con la profundidad de mi corazón.
Fue mucho lo que nos entregamos,
la ternura de tu amor
acariciaba mis penas,
haciéndome olvidar mi dolor,
te he amado tanto,
me amaste, lo sé.
Cómo quisiera volver a sentir
en esta noche perpetua,
tu voz recorriendo mi cuello
y tu aliento en mi corazón.
Hay cosas que no olvidará mi alma,
hay momentos que vivirán en mí.
¿tengo que morir
para resucitar este amor?
¿tengo que desaparecer para que tus ojos
vuelvan a anhelarme?
La noche perpetua cae,
más no tu recuerdo,
quisiera caminar para atrás
y saber que sigo siendo tu sueño.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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