Nadie sabe, nadie supo
cómo se volvió hechicera
y en una bruja cualquiera
la vieja de quien me ocupo.
Ella se escapó de un grupo
donde nunca fue aceptada,
y esta bruja tan malvada
les tomó tirria y coraje,
pues de una forma salvaje
los quemó con su mirada.
Mas no sació su amargura
y al llenarse de rencor
pensó convertirse en flor
pero se volvió verdura,
y desbordando locura
con nariz de berenjena
para quitarse su pena
aumentó su chifladura.
Y aprendió la hechicería
porque magia no sabía,
pues preparaba brebajes
con tan malos sentimientos
que a quien daba sus ungüentos
olían como a drenaje.
Más de pronto apareció
un escritor hechicero,
y se dijo al conocerla:
¡Duelen los ojos al verla
es horrible, no exagero!
Mas sin que ella lo supiera
a la bruja ha transformado,
en una flor verdadera
que lo tiene perfumado.
Ya es tan sensual su hermosura
que detengo mi oratoria
pues si explico habrá censura.
La moraleja es notoria
en la Bruja Vejestoria:
“Nadie es bueno sin ternura”
Post Data:
No se sabe, nadie supo
¿Alguien me puede informar?
Si la bruja al hechicero
le ha picado el agujero...
(Tan solo… para rimar)
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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