En el lado oscuro,
va creciendo el odio,
se acuesta el desprecio,
en un sueño errático
y en los más profundo,
del lado más negro,
se asoma la parca,
con su aspecto tétrico,
sin rostro embozada.
En la zona clara,
cristalina y diáfana,
flotan la ideas,
que buscan frenéticas,
salvar la mitad,
que le queda al alma.
Conjugadas voces,
que impulsan y aclaman.
Arduo es el camino,
que plomizo cansa,
pasos indecisos,
que pisan sin ganas.
Una fuerza ignota,
surge de la nada,
empujando el ánimo,
como una palanca
y el camino viste,
de luz y esperanza.
Se atreve el gorrión,
con la voz que llama,
a romper fronteras,
que cercan y atrapan.
Canto que libera,
de grilletes y anclas.
Su trino es la vida,
que a vivir nos llama.
Negritud que envuelve,
oscura amenaza,
que invita al encono,
que seduce y mata.
En sus negras llamas,
la violencia abrasa.
Más oscuro nace,
el odio que desgarra.
Belleza que alumbra,
claridad que ama,
destellos geniales,
que en las luces sanan,
con flecos de rosas,
perfumando el karma.
El amor se acuna,
en la luz que emanan,
Blanco y negro viven
jamás se separan,
aunque en sus orígenes,
su esencia era blanca.
El verbo era libre,
la pasión de nácar
y la voz sublime,
de quien nace y habla.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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